viernes, agosto 05, 2005

Las galletas

Una chica estaba esperando su vuelo en una sala de espera de un gran
aeropuerto.
Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un
paquete con galletas.
Se sentó en una sala del aeropuerto para poder descansar y leer en paz.
Asiento de por medio, se sentó un hombre que abrió una revista
y empezó a
leer.
Entre ellos quedaron las galletas.
Cuando ella cogió la primera, el hombre también tomó una.
Ella se sintió indignada, pero no dijo nada.
Solo pensó: "¡Qué descarado; si yo fuera más valiente, hasta le daría una
bofetada para que nunca lo olvide!".
Cada vez que ella cogía una galleta, el hombre también tomaba una.
Aquello le indignaba tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar.
Cuando quedaba solo una galleta, pensó: "¿qué hará ahora este
aprovechado?".
Entonces, el hombre partió la última galleta y dejó media para ella.
Ah!
No!.
Aquello le pareció demasiado!. ¡Se puso a resoplar de rabia!.
Cerró su libro y sus cosas y se dirigió al sector del embarque.
Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y
para su sorpresa, allí estaba su paquete de galletas. . .intacto, cerrado.
¡Sintió tanta vergüenza!.
Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que estaba.
¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso!.
El hombre había compartido las suyas sin sentirse indignado,
nervioso, consternado o alterado.
Y ya no estaba a tiempo ni tenia posibilidades para dar explicar o pedir
disculpas.

Pero sí para razonar:
¿cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos
observar mejor?
¿cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?.

Y recordó que existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan:

1) Una piedra, después de haber sido lanzada;
2) Una palabra, después de haberla dicho;
3) Una oportunidad, después de haberla perdido;
4) El tiempo, después de haber pasado.

P.D.: Soy un desconfiado que a veces acierta.

1 lloriqueos:

Blogger Isthar dice entre lloriqueos...

¡¡Qué maravillosa lección de vida!!

Como yo digo muchas veces, la precipitación es la madre del error.

A veces tenemos que pensar, analizar y comprobar antes de tomar una decisión precipitada, para no tener ganas después de habernos mordido la lengua, las ganas, los actos...

Hay muchas cosas que no deberíamos olvidar nunca :)

agosto 09, 2005 6:08 p. m.  

Lloriquea conmigo tu también

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